El proceso de sublimación varía ligeramente según el producto que se desee personalizar, pero en general sigue los mismos pasos básicos. Primero, se necesita una imagen digital en alta resolución del diseño que se desea imprimir en el producto. Luego, la imagen se imprime con tintas de sublimación en un papel especial de sublimación.
Para sublimar carcasas, fundas, mochilas, bolsas, bandoleras, gorras, gorros, pañoletas y otros productos similares, se coloca el papel de sublimación con la imagen impresa boca abajo sobre el producto y se asegura con cinta térmica. Luego, se utiliza una plancha estampadora para aplicar calor y presión al producto durante un tiempo determinado. La temperatura y el tiempo variarán según el producto y el material del que esté hecho. La tinta de sublimación se convierte en gas al entrar en contacto con el calor y la presión, y penetra en las fibras del material, creando una impresión de alta calidad y duradera.
Para sublimar botellas, bidones, termos, tazas, vasos y otros productos similares, se utiliza una prensa de calor especializada que tenga una forma específica para cada producto. Se coloca el papel de sublimación con la imagen impresa en el producto y se asegura con cinta térmica. La prensa de calor aplica calor y presión durante un tiempo determinado para transferir la tinta de sublimación al producto.
Por último, para sublimar pulseras, toallas, textiles y otros productos similares, se utiliza una impresora especializada que utiliza tintas de sublimación y papel especial de sublimación. La imagen se imprime en el papel y se coloca en el producto, que se cubre con papel de teflón y se aplica calor y presión durante un tiempo determinado para transferir la imagen al material.
En general, el proceso de sublimación es fácil de aprender y se puede hacer en casa con las herramientas y tecnologías adecuadas. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones específicas para cada producto y materiales para obtener los mejores resultados.
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